Pero no.

Resulta que realmente Gerardo de los Cobos pensaba ganar y de la nada, del oscuro abismo en donde yacía, encumbrarse y erigirse como el líder del PAN en Guanajuato. Pero su soberbia apuntaló su fracaso.

¿Pero quién es este simpático personaje que navega con una alta bandera de amabilidad?

Gerardo de los Cobos llegó a León desde la Ciudad de México en lamentables condiciones económicas. Su mérito es haber encontrado un caldo de cultivo en donde sembró sus ideas y comenzó a ejercer el autoritarismo, convirtiéndose en uno de los maestres del Yunque.

Así logró ser el Presidente del PAN en Guanajuato de 1999 al año 2005.

Su nickname era altivo, indicativo de su liderazgo: ‘Jesús Sacramentado’.

Cuando la prensa libre lo supo, se convirtió en el blanco de las más divertidas burlas, aunque en secreto, ya que en lo cotidiano, llegó a provocar sanciones a reporteros en diferentes medios de comunicación, solamente por informar a la ciudadanía.

Intolerante, como lo que predicaba, buscaba acallar no solamente a la prensa, sino a sus propios compañeros de partido. Seguro personajes como Ricardo Sheffield, Mayra Enriquez, Javier Chico lo sabrán. Sin duda un tal Eliseo Martínez recordará quién fue quien lo expulsó del PAN y bajo qué pobres argumentos.

Llegó a ser Diputado Local y Diputado Federal por Acción Nacional en dos ocasiones por circunscripción. Y siempre buscó imponer en las leyes de los mexicanos el castigo a las mujeres que llegaran a abortar, así haya sido por una violación, entre otros preceptos de la ultraderecha ignorante y subversiva. Nada más lejos de sus relajadas costumbres personales.

No vale la pena abundar más, solamente basta decir que sin argumentos legales buscó derribar la Presidencia de Andrade Quesada, lo cual no procedió.

Su mismo Dios lo puso en su lugar y probablemente no volverá a asomar las narices de su agujero habitual para que nunca más vuelva a hacer daño al prójimo.

Agua radioactiva

El deber, la obligación, la función del Estado es la de proteger a los ciudadanos. Para eso se pagan impuestos.

Lo cierto es que mientras exista una duda de que el agua de la comunidad rural de La Calera, una sola duda, de que esté contaminada con radioactividad, el pozo del cual se extrae debería ser cerrado.

De por sí San José Iturbide no es el municipio más próspero del país, tampoco el más alfabetizado. Imaginen la sorpresa cuando investigadores de la UNAM recomendaron evitar el consumo del agua, ya que ésta podría estar vinculada con la muerte de al menos cinco personas por leucemia, sin contar a las personas que hoy padecen esa enfermedad.

Luego llegaron los estudios de laboratorios particulares que realmente, con un poquito de sentido común, de ninguna manera logran eclipsar a análisis oficiales elaborados por el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares –ININ-, dependiente de la Secretaría de Energía.

Pero ¿Por qué alguien por omisión querría hacerle daño a los habitantes de esta zona empobrecida del país?

Entonces ¿Cuál es el interés de que no se sepa que el agua de esa zona no es apta para el consumo humano?

¿Algún pacto con el más allá? ¿Buscar disminuir la población? O quizá sea que alguien busca que las empresas de aquella región no se vayan, o que sigan llegando, o peor aún, que alguna de éstas haya contaminado la zona. Nadie lo sabe.

Lo cierto es que los habitantes de aquellas comunidades están enterados, ya está en ellos exigir sus derechos o dejar que la vida siga como la conciben. Veremos lo que ocurre.