Carlos Medina buscó enarbolar un movimiento democrático, quiso posicionarse como un crítico del sistema, pero como sus palabras no iban de la mano con sus acciones, fracasó.

Desesperado por hacer crecer sus negocios en tanto sea funcionario público, Carlos Medina realiza giras por diferentes puntos del país, dejando de lado el trabajo por el cual percibe 56 mil 734.08 pesos mensuales y provenientes de los impuestos de todos los ciudadanos.

Desde hace tiempo la ciudadanía ha perdido la confianza en Medina Plascencia. Innumerables son las anécdotas de ciudadanos que en la vía pública lo rechazan.

Hoy es el principal dolor de cabeza del Presidente Municipal de León, Héctor López Santillana, a quien públicamente le ha faltado el carácter para poner en su lugar al ‘histórico’ del PAN.

Y el reto es ese. Dejar de hacer el ridículo ante los ciudadanos, los votantes; evitar que los empresarios coincidan en que el gobierno anterior fue mejor que éste. Prepararse para la reelección, o bien, para la búsqueda de la candidatura panista al Gobierno del Estado.

Purísima del Rincón, refugio seguro

Nadie que conozca a Juventino López Ayala, puede hablar mal de su persona. Juventino López es sin duda un caballero. Jovial, accesible y trabajador.

Pero el dueño de ‘Lácteos Jalpa’ está metido en un problema mayúsculo.

López Ayala (2012-2015) incurrió en un “posible conflicto de intereses” al aprobar la asignación de un contrato por 18 millones de pesos a DOMILOP, empresa donde tenía acciones y era representante legal.

Los hechos ya fueron condenados por diversos diputados, ya que los recursos habrían sido invertidos en la construcción del nuevo recinto legislativo, el cual ha mostrado serios problemas en su edificación.

Pero como siempre. No existe denuncia penal, ni nada que no pase del escarnio público. Entre políticos se tapan, y seguramente no volveremos a saber del asunto.

Contaminación sin límites

A las autoridades estatales y a las de cada uno de los municipios del llamado ‘Corredor Industrial’ les urge que comiencen las lluvias.

En todo el año la calidad del aire ha sido ‘no satisfactoria’, por no decir que es mala, toda vez que ni las montañas de Guanajuato se pueden ver en el horizonte.

Y mientras haya funcionarios que consideran que las emisiones densas y oscuras de vehículos pesados contaminan menos que las de los automóviles particulares; mientras haya servidores públicos que prefieran derribar árboles; en tanto existan gobernantes que ni un parque puedan implementar, la guerra contra la contaminación está perdida.

En este momento es imposible saber el daño que la contaminación aérea ha provocado en los seres vivos todos estos meses, pero el tamaño de la ignorancia y displicencia de las autoridades es mayor a la de la masa contaminante sobre Guanajuato.