| León, Guanajuato. México. 2 de November de 2025 |
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EL CÓDIGO ROJO - 2016-09-05 10:29:43 Código Editorial León - Este lunes nos despertamos con la noticia de una nueva detonación, una supuesta bomba estalló en pleno centro de San Miguel de Allende. El asunto es que dos artefactos explosivos -El primero encubierto por las autoridades como un accidente con cohetes- habían detonado ya en Abasolo. En los tres atentados ha habido víctimas, solamente lesionados afortunadamente. Y al momento, las autoridades no han anunciado detención alguna, lo cual resulta extraño, dadas las características ‘infalibles’ del Sistema Escudo, preparado por el Secretario de Seguridad Estatal, Álvar Cabeza de Vaca, quien ante sus fracasos solamente logra comportarse como estudiante malcriado de secundaria particular y de colegiaturas medianas. Más de una vez se ha confirmado: Tres mil millones de pesos fueron dilapidados, tirados a la basura o bien, abonados a la cuenta de banco de alguien sin que el sistema de seguridad tenga un resultado práctico. Llama la atención la utilización de explosivos para amedrentar a los comerciantes locales abasolenses y así, convencerlos del pago del llamado ‘derecho de piso’, hipótesis lanzada por la misma policía local. Pero en San Miguel de Allende la variable resulta interesante. Podría tener implicaciones políticas cacicales, o bien, dada la variedad de gente que converge en la Ciudad Patrimonio de la Humanidad, es probable de que se trate de un caso aislado y único. Lamentablemente en la calle Umarán, en donde ocurrió el siniestro, no existen cámaras de vigilancia como podría haberse pensado. Tampoco las hay en Abasolo. Las autoridades locales y estatales están atónitas, y se llega al lamentable “Esto nunca había pasado”. ¿Se ha convertido esto ya en una moda? ¿Aumentará el nivel de daño en los explosivos y su utilización cotidiana? ¿Cuál es el propósito de los atentados? Los tres atentados con explosivos deben ser aclarados inmediatamente por la autoridad estatal, la cual debe ser fiel a la verdad antes de que el problema tome dimensiones que salgan del control de las mismas. Los nuevos grandes amigos Hablando de fracasos y fracasados, no cabe duda de que nadie sabe para quien trabaja. Héctor Germán López Santillana, el mismo que hoy ocupa oficialmente el cargo de Alcalde de León, es hoy el mejor amigo de su predecesora, la Diputada Federal Bárbara Botello Santibáñez. Por lógica, el nuevo peor enemigo de López Santillana es el líder municipal de Acción Nacional, Alfredo Ling Altamirano, quien durante semanas, meses y años se empeñó en desprestigiar a la legisladora priísta cuando ésta era Presidenta Municipal. Pero la vida da vueltas. Héctor López logró, en menos de un año, borrar todas las historias de horror que Ling Altamirano había esgrimido. Gracias a ello, Bárbara Botello cuenta con toda la autoridad moral y que otorga el sentido común, para lanzarse contra el PAN, contra sus perseguidores y críticos, y asegurar que López Santillana no tiene nada que informar a un año de haber iniciado su gobierno. Y hasta sus más acérrimos críticos le han dado la razón. Por el bien de León más vale que López Santillana, el creador de la empresa fantasma que defraudó a cientos de campesinos durante el sexenio de Juan Manuel Oliva; recomponga el camino, si no lo hace ahora se corre el riesgo real de un retroceso en el desarrollo de la región, lo cual sin duda, va a costar a Acción Nacional. La Presa de la Discordia La habían llamado La Presa de la Tranquilidad. Pero el caso es que el tema de tranquilo nada tiene. El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Guanajuato –Simapag- podría envenenar a miles de personas en la capital del estado. Porque dotar de agua a unas 70 mil personas no es cosa fácil. Y se torna difícil cuando esa misma agua contiene elementos dañinos a la salud de los seres vivos, como arsénico, que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud –OMS- ocasiona, entre otros males, cáncer. El Simapag no ha querido ofrecer información al respecto. Mucho menos ha dado a conocer qué potabilizadora utilizará, porque si envenena a miles de personas se meterá en un problema mayúsculo, sin contar que el turismo dejará de ir a la Ciudad Patrimonio de la Humanidad. No hay interés en dar a conocer cómo puede resolverse el problema. En tanto activistas del medio ambiente e investigadores de la Universidad de Guanajuato ya han alertado del problema, que si no es cambiando la sede de la presa, no tendrá una solución de fondo. Y eso no va a ocurrir.
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