Basta revisar las conductas misóginas, altaneras y torpes de Juan Carlos Muñoz Márquez, el legislador local que agredió a la reportera Carmen Pizano, quien escribe para el portal Zona Franca.

Y es que esta semana la llamó “chiquita”, con aires despectivos por su calidad de mujer y de reportera, y cuando Carmen Pizano le hizo el reclamo correspondiente, Juan Carlos Muñoz le cuestionó si no le gustaba que la “chiquiteara”, ya que con todas es igual.

Pero de Juan Carlos Muñoz se espera cualquier rebuzno, tanto que iba a liarse a golpes con su compañero de bancada Guillermo Aguirre.

Sin embargo de quien esperábamos un nivel de intelectualidad digno de un médico galardonado, de un ex Secretario de Salud, y vamos, digno de cualquier persona civilizada, es de Éctor Jaime Ramírez Barba.

Éctor Jaime Ramírez es hoy por hoy, el Marcelino Perelló Valls de Guanajuato. No solamente muestra opiniones fuera de contexto, sino que muchas veces ni las tiene. Carente de carácter para dirigir el Grupo Parlamentario más importante del Congreso de Guanajuato, ha perdido todo liderazgo y autoridad moral, todo lo cual ha recaído en manos de su colega Libia Denisse García Muñoz.

Y es que Libia García no se ha quedado callada y condenó el actuar de Juan Carlos Muñoz.

Así, va quedando claro quién es quién, y la prensa libre de Guanajuato, los activistas defensores de derechos humanos, y todo aquél que busque un mejor país desde esta entidad, tiene que topar primero con seres primigenios que dirigen las acciones del Congreso de Guanajuato.